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Un lagarto, Heriberto, pasa el día sobre una piedra al sol, soñando. Y le gusta tanto soñar que ni siquiera abre los ojos para mirar. Sus sueños tienen una particularidad: son de color rojo. Y así surgen cinco sueños: el rojo, el azul, el amarillo, el verde y el blanco. El primero, en rojo, tiene por protagonistas a un pez y una golondrina, cada uno deseoso de sentir las experiencias del otro. El segundo cuenta la historia de dos hermanos azules, que para divertirse le dan la vuelta al mundo y caminan por techos, nubes, etc. El sueño amarillo habla de un grumete que se siente encantado por las voces de delfines y sirenas en el mar y se va con ellos. El verde trata de las conversaciones de los balcones, testigos mudos de día y parlanchines de noche, cantando sus muchos recuerdos. El sueño blanco refleja el propio lagarto, pero con una diferencia: es transparente, como el niño que juega con él a transformar las cosas. Por fin, un día descubre a su lado, antes de ponerse a soñar, a la patita Heriberta, la compañera de sus sueños, un ser multicolor, y descubre un mundo de múltiples matices de color.